Índice
1 El concepto de ascesis
2 Ascesis pagana
2.1 Pitágoras y órficos
2.2 Sócrates
2.3 Platón
2.4 Cínicos
2.5 Estoicos
3 Conclusiones
4 Referencias Bibliográficas
1 El concepto de ascesis
La palabra ascesis proviene del griego áskesis y su sentido básico es el de ejercicio. Originario del ámbito del atletismo, el término tiene una estrecha relación con todos los términos relacionados con el esfuerzo, la disciplina y el trabajo con miras a la adquisición de una habilidad específica, como los términos meléte, gymnastiké etc. La transposición del ámbito del entrenamiento físico al entrenamiento moral / espiritual se da explícitamente en los cínicos, como veremos a continuación. En este ámbito moral y espiritual, el concepto de ascesis gira en torno a la relación humana con sus propios deseos e impulsos, y puede ser: 1) una relación de negación total del deseo y de los instintos de la vida animal, eliminando al mínimo posible las necesidades del cuerpo o 2) una redirección del deseo y de los impulsos para su aprovechamiento en la búsqueda de una evolución moral o espiritual.
Así, tendríamos dos polos en las definiciones de ascesis, ambos basados en una idea del entrenamiento humano en relación con sus deseos con miras a un mejoramiento moral y espiritual. En el primero, una renuncia, represión y mortificación de las tendencias e impulsos corporales; en el segundo, un refinamiento y una redirección del deseo, inicialmente vinculado al mundo humano y mortal, hacia lo espiritual y eterno, en dirección a la vita contemplativa, sea contemplando las ideas (pagana-neoplatónica), sea en la unión mística (cristiana), con la experiencia de la presencia de Dios. De acuerdo con el Dictionnaire de Spiritualité, la mayoría de los eruditos cristianos tienden a definir el ascetismo en el primer sentido, pero los estudios más modernos como los presentados en Wimbush y Valantasis (1995) ponen de manifiesto el segundo sentido.
En cualquier caso, el concepto de entrenamiento tiene relaciones tanto con el ámbito deportivo como con el ámbito militar, pues la ascesis está vinculada a un entrenamiento para la lucha contra de los principios maléficos para los hombres, al igual que las famosas luchas contra demonios de los primeros monjes del desierto (San Antón, Pacomio, etc., siglos IV y V ; ver ATANASIO, 2002). Ascesis se refiere a todo lo que, en la vida espiritual, es ejercicio, esfuerzo y lucha contra sí y contra las tentaciones externas, buscando la mejora de las habilidades espirituales. La ascesis es generalmente vista como la etapa de la purgación y purificación de las tendencias viciosas, la etapa de preparación para obtener la vida espiritual más intensa de la experiencia mística. Podría relacionarse la ascesis con la praxis del hombre espiritual, su vida de trabajo diario y cuidado de los demás. Sin embargo, el aspecto de la theoria de esta vida, su aspecto contemplativo, estaría compuesto por las experiencias espirituales de la cercanía con lo divino, la unio mystica. Así, la ascesis es un camino hacia la mística, al igual que la cruz puede ser pensada como el camino a la resurrección.
Incluso en la primera forma de definir la ascesis, en su aspecto de negación radical de los deseos, tenemos el aviso ante el peligro de los excesos en la tendencia de auto-negación. El Dictionnaire de Spiritualité informa de la herejía ascética, en la que la visión más negativa del ascetismo alcanza extremos repudiados por varias instancias del propio cristianismo incipiente (VILLER, 1935, p.936)
2 Ascesis Pagana
Desde la obra de Pierre Hadot (edición francesa en 1987, en Brasil en 2014), toda la historia de la filosofía griega se ha reinterpretado a la luz del hecho de que ella sea una forma de vida. Se trata de pensar la filosofía antigua como compuesta por escuelas de formación de seres humanos íntegros, moralmente educados, en los que ciertos ejercicios espirituales serían fundamentales para la formación del carácter. El mismo Hadot nos dice que tomó el término ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola, y transpuso este concepto para pensar el proceso de aprendizaje de las escuelas filosóficas griegas. De este modo, podemos interpretar toda la filosofía griega como construida por métodos ascéticos (métodos de ejercicio y disciplina) de mejoramiento espiritual y el cristianismo, cuando nace, absorbe claramente estas prácticas en sus propias prácticas ascéticas (véase, por ejemplo, el término de apatheia de Evagrio extraído explícitamente de los estoicos). El conocimiento previo de los puntos principales de la ascesis griega es esencial para una correcta comprensión de la ascesis cristiana. La filosofía griega construye varios tipos de ejercicios espirituales, todos basados en la idea de algún tipo de control de los deseos para que se produzca la mejora moral humana. Se puede decir que la ascesis griega en relación con la ascesis cristiana, es más intelectual, dirigiéndose a un entrenamiento de las capacidades cognitivas humanas, con algún impacto en la relación con los deseos corporales. Ya la ascesis cristiana, especialmente la practicada por los Padres del Desierto (San Antón, Pacomio, etc.) está más claramente dirigida al control de los deseos del cuerpo (sexo, comida, bebida), aunque el ejercicio de la lectura y la escritura, por ejemplo, también es practicado por los monjes.
2.1 Pitágoras y órficos
A finales del siglo VI e inicios del siglo V antes de Cristo, se formaron grupos en el sur de Italia, algunos llamados pitagóricos y otros órficos (vinculado a Orfeo, poeta mitológico), con prácticas ascéticas. Junto con los cultos de misterio, los pitagóricos y los órficos creían en ciclo de reencarnación y que la verdadera naturaleza humana sería una parte divina, el alma, atrapada en este cuerpo como en una tumba (relación entre los términos soma, cuerpo, y sema, tumba, ver Crátilo de Platón, 400b-c). El alma humana se encuentra en esta situación por un error primordial que debería ser expiado a través de prácticas de purificación. Por lo tanto, la filosofía era una práctica de purificación del alma en esta vida con el fin de una mejor migración a otra vida. Tanto el término philosophia como el término kátharsis provienen de los grupos pitagóricos, y están en estrecha relación uno con el otro. Por lo tanto, el filósofo se inicia en varios procesos de purificación, tales como la abstinencia del sexo y de la carne, los ayunos y vigilias, para preparar su alma para revelaciones místicas que purificarán su alma de impurezas de sus vidas anteriores. (Para las fuentes más antiguas del pitagorismo, ver GOUTRIE, 1987. Véase también KAHN, 2007).
2.2 Sócrates
Para buena parte de la ascesis helenística, Sócrates es el paradigma principal. La kartería (fuerza de voluntad) socrática es conocida desde la antigüedad, incluso en aquellos textos que buscan criticarle (Aristófanes, Las nubes 362). En el discurso de Alcibíades en el Banquete (215a-222d) de Platón, tenemos quizás el marco general más fiel para describir su auto-continencia. Se trata de su famosa participación en la Batalla de Potidea (219e-221b), en la que demostró una capacidad excepcional para resistir la fatiga y el hambre, cuando las circunstancias le obligaron, y sobre todo el frío durante el invierno. Su marcha a través de la nieve con los pies descalzos, llegó incluso a irritar a sus compañeros del ejército, que suponían que fuese una vana demostración de superioridad. Su resistencia al vino también era notoria, sin haber sido visto borracho a pesar de beber tanto o más que los otros. El pasaje central, importante para la tradición, describe a Sócrates de pie durante veinticuatro horas, investigando en solitario un determinado problema, y no se daba por vencido hasta encontrar lo que buscaba. Comienza por la mañana y se prolonga hasta el amanecer del día siguiente, cuando hace una oración al dios sol y va a realizar sus actividades. He aquí un pasaje sobre el ascetismo socrático que reúne a la perfección tanto un aspecto filosófico y racional (ya que trata de resolver un problema) como un devocional y religioso (ya que termina su empresa con una oración). Así, se puede ver en Sócrates aspectos tanto filosóficos como religiosos en su ascetismo.
En cuanto a la sexualidad, su encuentro con Alcibíades, también descrito en el Banquete (216c-219d), es uno de los momentos más ejemplares. Sócrates propone al bellísimo joven Alcibíades que no se entreguen uno al otro hasta que no tengan la seguridad de esto es lo mejor para el bien de ambos. También en Cármides, Sócrates se presenta como deseando ardientemente el joven a su lado, pero se contiene y conversa sobre filosofía con él.
Estos rasgos de resistencia físicas tienen su evidente correlato moral y ético. En teoría, Sócrates basa su enkrateia (auto-continencia) en un estricto intelectualismo: la virtud se logra mediante el conocimiento. La ecuación “virtud es conocimiento” funda la ética socrática. Tal identificación lo obliga a negar la posibilidad de akrasía, es decir, de que el alma no tenga fuerza para hacer el bien. El argumento principal se basa en la constatación más o menos evidente que el hombre siempre busca lo mejor, siendo la causa de su error la ignorancia sobre qué es lo mejor. Incluso los hombres que practican el mal, lo hacen porque creen que tal acto es bueno en alguna medida: aunque sea para su propio bien en detrimento del bien ajeno, el hombre siempre está en busca del bien. Por lo tanto, la solución a los malos entendidos en los asuntos humanos es el resultado de la clarificación adecuada de lo que es el bien, pues naturalmente el hombre seguiría el bien correcto si lo conociese.
Por lo tanto, no se puede hablar de una división interna en el alma humana en la visión socrática. No hay dos impulsos en conflicto en su psique, siendo que el hombre no precisa luchar contra sí mismo. Si no hay división en la concepción socrática de alma, no podría haber una lucha entre un principio psíquico bajo y malvado y otro superior y espiritualizado. El proceso de mejora moral se da a través de una investigación racional de lo que es el bien. Esto, cuando es comprendido, orienta perfectamente al hombre hacia lo que realmente desea. Por lo tanto, el principio paulino de la falta de fuerza del alma para hacer el bien (Rom 7,19) es negado en esta perspectiva fundamentalmente intelectualista de la ética socrática. Una vez más, no hay akrasía, falta de fuerza en el alma humana, ella siempre trata de lograr lo que más obviamente le parece el bien.
2.3 Platón
Una de las diferencias importantes de Platón en comparación con Sócrates, sobre la noción de alma, es la introducción de una tripartición psíquica (especialmente en República III y IV, Fedro 246a-246d y 253d-254e, Timeo 69b-71e): 1) la parte apetitiva (deseo sexual, por alimento y bebida); 2) la parte del orgullo o emocional (que protege y se emociona); y 3) la parte racional y reflexiva (que razona en busca de lo mejor). Esto hace que sea posible resolver uno de los mayores problemas en la noción psíquica socrática, a saber, la falta de fuerza del alma (akrasía) para hacer lo que se muestra cómo lo mejor. En la concepción platónica del alma, su falta de armonía y virtud está en el hecho de haber un conflicto entre las tres partes fundamentales del alma. Por tanto, es necesario que las partes apetitiva y emocional se subordinen a la parte racional, ya que esta última tiene el conocimiento del bien, que proporciona directrices a las otras dos. Existe, por tanto, sobre la base de la ascesis platónica, una exigencia de subordinación de los impulsos emocionales y desiderativos a los principios racionales.
El Banquete o Simposio de Platón es un texto importante en la historia del ascetismo, ya que informa de un proceso de sublimación del deseo erótico. En el discurso de Sócrates sobre el eros, se muestra la sabiduría de una sacerdotisa, la Diotima (198a-212c). Ella nos presenta los altos misterios de Eros (210a-212c), donde hay un aprendizaje de la verdadera naturaleza del objeto erótico deseado. Existe por lo tanto una pedagogía erótica que toma el interés por el mundo corporal, conduciéndolo al mundo espiritual / intelectual. El joven aprendiz de Eros debe comenzar sintiéndose atraído por los cuerpos bellos, pero debe ser educado para darse cuenta de una belleza aún más intensa en las almas. Después de aprender a desear almas bellas, el aprendiz debe aprender a apreciar la belleza de las leyes y actitudes que hacen que estas almas sean bellas. Continuando ascendiendo en su búsqueda del objeto erótico por excelencia, el joven aprende a amar las ciencias bellas y encuentra allí una intensidad de Eros mucho mayor de lo que sentía por el cuerpo. Por último, el aprendiz comprende la fuente de todo su Eros y la causa última de que todas las realidades anteriores se presenten como bellas: la propia esencia de lo bello, la Idea de Bello. Este texto fue profundamente influyente en la historia de todo el Occidente, en particular del cristianismo (como puede verse en Orígenes, en su Comentario sobre el Cantar de los Cantares, que cita varias veces el texto de Platón), como base de la comprensión de la búsqueda amorosa de Dios y una crítica a la posibilidad de que nuestros verdaderos deseos sean satisfechos sólo en el mundo sensible y corporal.
En el diálogo Fedón encontramos algunos puntos clave sobre la noción de purificación (kátharsis) de cuerpo y del alma. Se trata del supuesto último diálogo que Sócrates entabla con sus amigos antes de tomar cicuta y morir. En este diálogo, Sócrates investiga lo que es la muerte (la separación del alma y del cuerpo) y trata de defender (en cuatro argumentos centrales de acuerdo con la mayoría de los comentaristas) que el alma es eterna. De acuerdo con la tradición socrática que define al hombre más como alma que como cuerpo, Platón nos presenta en este diálogo, la necesidad del cuidado y la purificación del alma. La propia filosofía se define como purificación (influencia pitagórica), es decir, como ejercicio de una separación del alma y del cuerpo. Este proceso de purificación se describe como un intento de mantener el cuerpo con sus necesidades y apetitos, lo más quieto posible para que el alma pueda trabajar por su cuenta en busca de la verdad. Por lo tanto, el filósofo no debe tener como principal preocupación saciar impulsos corporales, y su atención primaria debe estar centrada en el conocimiento de la verdad utilizando sólo el intelecto en sí mismo, elemento puramente psíquico. Por último, sólo indicar que el mito de la caverna puede ser visto como un proceso ascético. En ella, el mundo de las sombras, de los hombres encadenados en la caverna, se describe como el mundo de los sentidos atados al cuerpo. La salida de la cueva es un proceso doloroso de trabajo (ascetismo) y de descubrimiento de un mundo más allá del mundo sensible que fundamenta tanto ontológica como epistemológicamente el mundo sensible.
2.4 Cínicos
El movimiento cínico (ver DUDLEY, 1937 y en portugués GOULET-CAZÉ y BRANHAM, 2010) tiene una gran importancia para la consolidación de las prácticas ascéticas, tanto en el mundo griego pagano como en el latino cristiano (DOWNING, 1992 y KRUEGER, 1993). Los cínicos fueron, en algunos puntos, incluso confundidos con los primeros cristianos, y, probablemente, de aquéllos copiaron sus sencillas vestiduras: un zurrón, un bastón y una pequeña bolsa de cuero eran las ropas típicas que identificaban un cínico, filósofo errante y pobre. Su filosofía aboga por una imperiosa necesidad de volver a lo natural y combatir los artificios de la sociedad, como el poder, la fama y la riqueza material. De acuerdo con los cínicos, ésas serían invenciones artificiales que alejan a los hombres de la naturaleza y no producen una verdadera realización humana. El propio término cínico (kynikos, canino, referente al perro, kyon) se refiere al intento de volver a la sencilla vida de los animales, creyendo en la fuerza de la naturaleza para la realización humana.
Diógenes (413-327 aC), también llamado el Can Celestial, es el primero en utilizar el término áskesis para describir la propia actividad del filósofo que busca refinar moralmente su alma. Con Diógenes el término eleva su nivel propiamente ético y filosófico (LAERCIO 1977, VI 70-72; véase especialmente el libro de GOULET-CAZÉ, 1986). Se trata, en definitiva, de buscar el paradigma del esfuerzo moral de auto-perfeccionamiento en las actividades del atletismo y de las técnicas artísticas. Así como el cuerpo puede llegar a ser mejor cuando se ejercita en la carrera o en la flauta, también el alma puede llegar a ser mejor al realizar ejercicios áskesis. La filosofía de Diógenes nos es relatada por sus anécdotas que describen un estilo de vida simple en que el esfuerzo y el trabajo (pónos) son los componentes clave para acostumbrarnos a vivir naturalmente. Diógenes era conocido por abrazar estatuas de bronce heladas en invierno y rodar sobre la arena caliente en el verano para que su cuerpo se acostumbrase a las intemperies de la naturaleza. Una vez vio un ratón comiendo las migajas de su pan y se sintió avergonzado por ser una rata más simple que él. La historia más famosa de Diógenes nos cuenta su encuentro con Alejandro Magno. Éste lo habría encontrado tomando el sol y, al ponerse enfrente, le pregunta: Pídeme lo que quieras. A lo que Diógenes respondió: “salga de delante de mi sol”. Aquí tenemos la lucha ejemplar del hombre que consiguió todo lo que el poder militar y político le puede dar, en contraste con el hombre que está satisfecho con lo que la naturaleza le puede ofrecer.
Todos estos relatos nos describen los modelos de una vida compuesta de ejercicios que formaban parte de un proyecto ético y moral destinado a fortalecer el carácter y la aceptación de los límites naturales. Por lo tanto, la vida sencilla y el entrenamiento para realizarse con la simplicidad de la naturaleza es el proceso de aprendizaje moral del cinismo, moldeando por primera vez en términos filosóficos una vida ascética.
2.5 Estoicos
Los estoicos son descendientes espirituales de los cínicos, ya que se dice que el primer estoico, Zenón de Citio, fue discípulo de Crates, un cínico. Sin embargo, las prácticas y ejercicios morales, que antes, en el cinismo, estaban vinculados al cuerpo, adquieren un aspecto más teórico en el estoicismo. Se puede decir que, en el estoicismo la ascesis es muy teórica en el sentido de que el combate y el entrenamiento (ascesis) inciden sobre las opiniones falsas que conducen al hombre a juzgar equivocadamente lo que es su propio bien. Así, la transformación moral en el estoicismo está en la modificación de las opiniones erróneas que tenemos sobre el mundo y sobre los valores.
Una distinción clave en el estoicismo la existente entre las realidades que están a mi cargo y las que no lo están, siendo que sólo lo que es de mi responsabilidad puede tener valor moral. En la medida en que sólo 1) mis opiniones o 2) mis impulsos para actuar y mis 3) deseos están bajo mi responsabilidad, sólo aquellos podrán ser considerados buenos o malos. Todo el resto, es decir, el poder político, mi reputación, mis bienes materiales son por principio realidades indiferentes en su aspecto moral, ya que no están bajo mi responsabilidad, es decir, son independientes de una acción que provenga de mi elección. Todo valor moral está vinculado a ser virtuoso, es decir, a lo que es mi responsabilidad, lo que está a mi cargo (opiniones, impulso para actuar, y los deseos), por lo que las realidades independientes de mí no tienen ningún valor moral no son ni buenas ni malas. Por lo tanto, ser pobre o rico, tener buena o mala reputación, estar sano o enfermo son realidades indiferentes frente a la felicidad humana que consiste estrictamente en ser virtuoso.
Ser virtuoso es vivir de acuerdo con la naturaleza, como los cínicos, y así nuestras opiniones también deben estar de acuerdo con la naturaleza. La muerte, por ejemplo, es un hecho natural y debe ser visto como tal: no es ni bueno ni malo, porque está más allá del alcance de mi responsabilidad. En este sentido, moral estoica profesa indiferencia a las realidades que son externas a aquellas que están bajo mi responsabilidad. Todo esfuerzo, todo el trabajo (ascetismo) para convertirse en un filósofo estoico se basa en la transformación de opiniones para que ellas se adapten al mundo tal como es. Por lo tanto, el examen de conciencia es uno de los trabajos ascéticos más desarrollados en el estoicismo, pudiendo incluso definir el texto completo de las Meditaciones de Marco Aurelio, el emperador estoico del siglo II dC. A partir de esto, podemos entender la indiferencia radical de la postura estoica en los supuestos beneficios de los bienes materiales y los placeres. La búsqueda de una buena vida no consiste en la acumulación de bienes materiales, o en conseguir una buena reputación o ganar poder político, sino en la elección correcta para adaptarse a lo que ocurre naturalmente por la aceptación de la vida natural. Pasar por momentos en los que no se tiene acceso a placeres, por momentos en que se está enfermo, en los que se pierde un ser querido, todo esto es parte de la naturaleza y el hombre virtuoso es aquel que opta por aceptar la vida tal como se presenta. Como hemos dicho, las realidades externas son indiferentes moralmente, y lo único que nos traerá la felicidad es una elección correcta de acuerdo a la naturaleza.
3 Conclusiones
La filosofía antigua, generalmente considerada como una forma de vida, tiene como intención básica educar al hombre a partir de ejercicios espirituales para que él sea feliz (eudaimonia). Aunque cada una de las corrientes tiene su propia visión de lo que es la felicidad y el método para lograr esto, todas profesan algún tipo de continencia en relación con los deseos. El hombre debe aprender a enfrentar sus deseos si desea realizar plenamente sus potencialidades y ese aprendizaje pasa por determinados ejercicios, físicos e intelectuales, para adaptarse a la vida propiamente humana. En general, se puede decir que la ascesis griega-pagana es más intelectual, centrada en prácticas como el examen de conciencia, la dialéctica, la investigación racional de cierto tema ético o científico – a pesar de que tales ejercicios intelectuales siempre acarrearon algún tipo de relación específica con los deseos y el cuerpo en general. Por último, indicar que las prácticas ascéticas cristianas se centrarán más en el cuerpo y el control de los deseos corporales, a pesar de que los diversos aspectos de la ascesis más intelectual de los griegos estén presentes explícitamente en el ascetismo cristiano.
Marcus Reis Pinheiro, Departamento de Filosofía de la UFF
4 Referencias Bibliográficas
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GOUTRIE, K.S. (ed.) The pythagorean sourcebook and library : an anthology of ancient writings which relate to Pythagoras and Pythagoran Philosophy. Grand Rapids: Phanes Press, 1987.
GOULET-CAZÉ, M.O. L’Ascèse Cynique. Un commentaire de Diogène Laerce VI 70-71.Paris: Vrin, 1986.
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