El movimiento de Jesús

Índice

1 Definición

2 Fuentes

3 Fases de la investigación

4 Contexto histórico

5 Jesús antes de su actividad pública

6 Soberanía de Dios

7 Organización del MJ

8 Consecuencias de la soberanía divina

8.1 Espiritualidad

8.2 Curas

8.3 Economía

8.4 Poder

9 El juicio de Jesús

10 Referencias

1 Definición

El término “movimiento de Jesús” (MJ) se estableció en la investigación bíblica principalmente a partir de impulsos oriundos de la sociología y de la antropología cultural. El concepto expresa un movimiento religioso en el judaísmo, que tenía como referencia central a la persona de Jesús de Nazaret y la proclamación de la soberanía de Dios. Aunque pueda ser distinguido de otros movimientos o grupos judíos, la actividad del MJ no estaba en contraposición al judaísmo. Jesús no se entendió como fundador de una nueva religión. La separación del judaísmo y el desarrollo del cristianismo tuvieron su origen en acontecimientos post-pascuales.

La definición de MJ puede variar, así como su delimitación temporal. Además del período de la actividad pública de Jesús, es posible incluir los primeros años de la protocomunidad de Jerusalén y de la actividad de grupos misioneros itinerantes. Aquí restringiremos el MJ al período de la actividad pública de Jesús hasta su muerte. No es posible determinar con exactitud el período y la duración de esa actividad. Las indicaciones de los evangelios, como la sucesión de estaciones de año y de la fiesta de la Pascua, apuntan a un período entre uno y tres años.

2 Fuentes

La proclamación y las acciones relacionadas con el MJ se testimonian casi exclusivamente en los evangelios. En las cartas paulinas son exiguas las referencias directas a palabras o a acciones jesuánicas. La misma situación se repite en los demás libros del Nuevo Testamento. En la obra del historiador judío Flavio Josefo hay observaciones sobre Jesús. Algunas pueden ser añadidos posteriores, pero es posible que alguna referencia básica provenga del autor. Aunque raras, también se encuentran alusiones en documentos romanos del inicio del segundo siglo (Tácito, Suetonio y Plinio, el Joven). En todo caso, la existencia histórica de Jesús de Nazaret puede ser atestada a partir de escritos bíblicos y de fuentes no cristianas.

A pesar de constituir fuentes primordiales para la investigación, los evangelios no fueron elaborados como biografía o registro histórico de la actividad del MJ. Los evangelios son narraciones que surgieron como recurso precoz para la misión y la catequesis cristiana. Marcos fue, muy probablemente, el primer evangelio a ser redactado. Si la datación, hacia el año 70 dC, es adecuada, hay que contar con un intervalo de unos 40 años entre la muerte de Jesús y la redacción de ese evangelio. En este período, las narrativas fueron transmitidas de forma oral y en pequeños relatos escritos. En el proceso de transmisión y de redacción de los evangelios pueden ocurrir modificaciones en las narrativas. La exégesis es el área de la investigación que se ocupa de la crítica histórica y literaria de los textos bíblicos.

3 Fases de la investigación

Es común sistematizar la investigación del Jesús histórico, respectivamente del MJ, en tres grandes fases. Las categorizaciones, sin embargo, no logra expresar la multiplicidad de enfoques, y, en la mayoría de los casos, quedan restringidos al contexto europeo y norteamericano. Las aproximaciones latinoamericanas, africanas o asiáticas normalmente no se consideran. También no se tienen en cuenta las lecturas populares, que presuponen investigación y construcción de representaciones del MJ.

A pesar del enfoque científico anglosajón, las sistematizaciones de las fases de la investigación demuestran que todo intento de reconstruir una imagen del MJ es parcial y subjetiva. Esto explica el hecho de que Jesús ya haya sido caracterizado, entre otras designaciones, como mesías sufriente, maestro de la sabiduría, guía ética, profeta apocalíptico, líder carismático, judío marginal, taumaturgo, reformador social. Las presentaciones varían de acuerdo con el método, el contexto, el interés y la parcialidad de quien investiga. Los propios relatos bíblicos no están inmunes al desarrollo teológico, además de no dar noticia de toda la actividad del MJ, sino solamente aquello que fue considerado más significativo. En este sentido, la investigación histórica se caracteriza más por la probabilidad que por la certeza. No se puede afirmar: “así sucedió”, sino sólo decir: “así puede haber sucedido”.

4 Contexto histórico

El escenario de la actividad del MJ era la Tierra de Israel. La administración romana utilizaba el término Palestina, mientras que en escritos judíos se encuentra la designación Judea. La mayoría de la población, estimada en un millón de habitantes, vivía en pequeñas ciudades y aldeas, que tenían entre 500 y 2.000 habitantes. La base de la economía era la agricultura familiar. En la región costera y en torno al lago de Genesaret, también llamado mar de Galilea o mar de Tiberíades, la pesca era una importante actividad económica.

La Tierra de Israel estaba ocupada militarmente por el Imperio Romano desde el 63 a. C. Este Imperio, cuya capital era Roma, abarcaba territorios en tres continentes: Europa, Asia Menor y África. El extenso dominio estaba basado en un poderoso aparato militar. La así llamada paz romana-período de relativa estabilidad en los territorios dominados y en las fronteras del Imperio- era mantenida con el rigor de la espada. Los romanos permitían que la administración local fuera conducida por reyes vasallos, denominados de socios o clientes. Herodes, el Grande, gobernaba Palestina cuando Jesús nació (Mt 2,1). Muy hábil, él podía mantener buenas relaciones con los emperadores romanos. Internamente, preservaba el orden con fuerza militar y red de espionaje bien organizada. Las revueltas eran combatidas con rigor y violencia. Después de su muerte, la Tierra de Israel fue dividida entre tres hijos: Arquelao (regiones de Judea, Idumea y Samaria), Herodes Antipas (Galilea y Perea) y Filipo (Transjordania del Norte).

A causa de la notable crueldad, Arquelao fue llamado a Roma y destituido del cargo. Su área de dominio fue entregada a procuradores romanos. De los siete procuradores que gobernaron a Judea entre los años 6 y 41 dC, Pilato es el único del que tenemos cierta información. El MJ de Jesús actuaba sobre todo en la pequeña región de Galilea, comandada por Herodes Antipas (Mc 6,14, Lc 3,1). Para la época, se estima que la región tenía alrededor de 200.000 habitantes. Aunque no fuera tan cruel como el hermano, Antipas no dudaba en sacar del camino a quien le molestara (Mc 6,16). Los grupos rebeldes o de oposición eran aniquilados luego en su nacimiento. El hecho de evitar las grandes ciudades podría ser una medida de prevención del MJ frente a amenazas de este soberano (Lc 13,31).

5 Jesús antes de su actividad pública

De acuerdo con el evangelista Lucas, la familia de Jesús vivía en Nazaret y fue a Belén con ocasión de un censo (Lc 2,1-7). El evangelio de Mateo, que no menciona el censo, da a entender que la familia de Jesús vivía en Belén y se estableció en Nazaret sólo después de la fuga hacia Egipto (Mt 2,19-23). Ambos informan que Jesús nació en Belén (Lc 2,1-7, Mt 2,19-23). El cristianismo asumió esta tradición y la cultiva hasta hoy, pero buena parte de la investigación bíblica apuesta en Nazaret como lugar de nacimiento. En cualquier caso, Jesús creció y probablemente pasó la mayor parte de su vida en Nazaret. Por eso fue llamado Nazareno y Jesús de Nazaret (Mc 10,47, Lc 24,19, Mt 21,11, Hch 10,38). Como el padre, él ejerció el oficio de carpintero (Mc 6,3). Entre las funciones de un carpintero en la época contaban la construcción de casas y estructuras de madera, la fabricación de piezas de mobiliario, herramientas y arados.

La actividad pública de Jesús comienza tras contacto con Juan el Bautista. Juan predicaba el arrepentimiento y bautizaba junto al río Jordán (Mt 13,1-12). Jesús se sometió al bautismo y, algún tiempo después, se dedicó al anuncio del reino de Dios (Mc 1,9-11). De acuerdo con Lucas, él tendría más o menos 30 años de edad (Lc 3,21-23). Es posible que Jesús hubiera pasado algún tiempo con el Bautista, pero no hay indicación clara al respecto. Juan tenía un círculo de adeptos y era muy conocido, al punto de que Jesús fue visto como el Juan Bautista redivivo (Mt 9,14, Mc 6,14ss, Lc 9,7ss).

6 Soberanía de Dios

La actividad del MJ fue caracterizada por la proclamación del reino de Dios, término que se menciona más de 100 veces en los evangelios. Mateo utiliza como correspondencia la expresión “reino de los cielos”. El Reino de Dios es la traducción más común para el sintagma griego basilea to theou, pero también se pueden usar las expresiones “soberanía de Dios” o “dominio de Dios”. Estas alternativas son incluso más adecuadas, pues poseen menor connotación geográfico-espacial y mayor amplitud temporal. La soberanía de Dios incluye la dimensión futura y también posibilita hablar de su realización en el presente. La soberanía de Dios sucede allí donde Dios ejerce el dominio, donde las personas se sujetan a su voluntad. Así, el “reino de Dios” puede ser anunciado como muy cercano (Mc 1,15), como realidad ya manifiesta (Lc 11,20) o que aún está por venir (Mt 6,10, Lc 13,29). Jesús posiblemente entendió la soberanía de Dios como una grandeza dinámica, en la que el presente y el futuro están unidos, de la misma manera que la semilla está ligada a la planta (Mt 13,31-33).

La expectativa del establecimiento pleno del dominio de Dios era elemento fundamental de la escatología judía. Al anunciar la venida eminente del reinado de Dios, el MJ hablaba de un ideal conocido. Las concepciones no eran uniformes, pero había puntos de confluencia, especialmente en cuanto a la expectativa de que el establecimiento pleno de la soberanía divina traerá un tiempo de paz integral, alegría y abundancia. En ese tiempo, Dios pondrá fin al dominio extranjero y regirá a su pueblo con paz y justicia. La dominación de Dios será completa e infinita sobre toda la creación.

La concreción del dominio de Dios estaba, en buena parte, vinculada con la acción de un mesías. La palabra mesías significa “ungido”. Inicialmente, la unción formaba parte del ceremonial de entronización de reyes y servía como legitimación para el ejercicio del poder (1Sm 10,1, 2Sm 5,3). En algunas tradiciones, el término mesías (ungido) también aparece ligado a sacerdotes (Ex 29,1-7, Zc 6,13). En los últimos siglos antes de la era común, el término mesías ganó connotación de una figura salvífica escatológica. Con la llegada del mesías comenzaría el tiempo de la salvación. “Cristo” es la palabra griega que corresponde al hebreo “mesías” (Jn 1,41). Cuando Pedro declara que Jesús es el Cristo (Mc 8,29), está diciendo que Jesús es el Mesías, el que inicia el nuevo tiempo. En rigor, la designación sería “Jesús, el Cristo” o “Jesús, el Mesías” (Mt 1,16; Hch 5,42).

7 Organización del MJ

El núcleo del MJ estaba constituido por un grupo itinerante, que andaba por aldeas y pequeñas ciudades de Galilea proclamando la venida de la soberanía de Dios. El número de doce discípulos es una representación simbólica de la reconstitución de Israel y no indica el número exacto de seguidores de Jesús. El grupo itinerante era más amplio, pero difícilmente superior a dos decenas. La locomoción, el alojamiento y la alimentación no serían viables con un grupo muy grande. La adhesión se podría dar por el llamado de Jesús o por la actitud voluntaria de las personas (Mc 1,16-20, 10,52, Lc 9,57, Jn 1,43).

La investigación sobre la participación femenina en el MJ es dificultada por el lenguaje androcéntrico, que silencia a las mujeres o las incluye en las referencias a hombres. En textos antiguos, una alusión a personas en el masculino podría incluir o no mujeres. A pesar de ello, y de la escasa base textual, es posible decir que las mujeres pertenecieron al MJ. Algunas mujeres citadas en el relato de la crucifixión pueden ser identificadas como seguidoras de Jesús desde Galilea: María de Magdala; María, madre de Jacobo y José; Salomé (Mc 15,40s). Los textos de tradiciones diferentes indican que María de Magdala fue la primera persona con la que Jesús habló después de resurgir (Jn 20,14-18, Mt 28,1-10, Mc 16,9-11). Llama la atención que esta información es omitida por el apóstol Pablo (1Co 15,5-8).

Las exigencias de la vida itinerante son extremas: abandono de la familia y del trabajo, renuncia a elementos básicos de subsistencia y protección (Mc 1,16-20, 2,13s, Lc 9,3). Esta condición, que se puede resumir con la frase “todo lo dejamos y te seguimos” (Mc 10,28), fue denominada radicalismo itinerante. Tal vez la ruptura no haya sido tan radical como sugieren algunos estudios, pero es posible decir que las personas renunciaron, parcial o completamente, a sus ocupaciones cotidianas para seguir a Jesús. Aunque no siempre había un lugar para quedarse o algo para comer (Mt 12,1, 21,18, Lc 9,58), la hospitalidad fue decisiva en la actividad del MJ. Jesús y su grupo recibían provisión y cuidado de una red de mecenas, constituida por el círculo familiar y de amistades y también por simpatizantes. De acuerdo con Jn 12,6 y 13,29, el grupo itinerante tenía una caja común, posiblemente compuesta por donaciones (Lc 8,3).

No sería adecuado restringir el MJ al grupo que dejó sus quehaceres para seguir a Jesús en sus andanzas. También en sus vínculos cotidianos las personas eran desafiadas a vivir bajo los principios de la soberanía de Dios. Por lo tanto, el MJ engloba al grupo itinerante y a las personas que se adherían a las convicciones sobre el dominio de Dios, proclamadas por Jesús. El encuentro con la mujer de origen sirofenicia (Mc 7,24-30) revela cierta resistencia a personas que no pertenecían al pueblo de Israel, pero no se puede decir que eran excluidas. Tal vez la posición de Jesús se fue modificando, partiendo de una perspectiva étnica restringida a Israel para una visión más amplia (Mt 8,11).

8 Consecuencias de la soberanía divina

Como grandeza dinámica, que abarca presente y futuro, el dominio de Dios trae implicaciones para las personas y la sociedad. Abarca todas las dimensiones de la vida y se manifiesta, por ejemplo, en los siguientes aspectos:

8.1 Espiritualidad

En casas, en las sinagogas y en el templo, a través de la lectura de las escrituras sagradas, de oraciones y cánticos, el MJ se nutría y estimulaba la vivencia de la espiritualidad. La espiritualidad es más que oración y contemplación. Ella es vivencia de la fe e involucra la dimensión personal, comunitaria (en el sentido de un grupo religioso) y social (todas las relaciones sociales). La oración es elemento característico de la relación entre el pueblo y Dios y también marcó la actividad del MJ. Jesús se retiró para orar a solas (Mt 14,23, 26,39) y enseñó una oración a su grupo (Mt 6,9-13, Lc 11,1-4). El Padre Nuestro es un resumen de la práctica y la predicación de Jesús. Las tres primeras peticiones establecen las prerrogativas divinas: santificación de su nombre, establecimiento de su reino, cumplimiento de su voluntad. En las peticiones siguientes, la persona manifiesta que no está sola, ni pide sólo para sí: los pedidos están en el plural, indicando el carácter comunitario de la fe.

8.2 Curas

Curas y exorcismos desempeñaron un papel importante en la actividad del MJ. La restauración de la salud y la convivencia social se interpreta como signos de que el mal estaba siendo vencido y que el dominio de Dios se estaba estableciendo (Lc 7,22; 11,20). Los evangelios relatan que Jesús no utilizaba curaciones y otros signos como medio de propaganda, ni requería el seguimiento después de una cura. En muchos casos, la persona es solicitada a ir a casa y no contar a nadie (Mc 7,36, 8,26, Lc 14,4). La fe aparece como elemento central en relatos de sanación (Mt 9,29, 15,28, Mc 5,34), pero no todos ellos dicen algo sobre la fe de las personas enfermas. Esto es indicativo de que Jesús curaba sin establecer condiciones. Curas y exorcismos eran demostración de amor y compasión (Mc 1,41).

8.3 Economía

Aunque la proclamación de la soberanía de Dios se dirige a todas las personas, el MJ tenía una vinculación especial con estratos más empobrecidos y grupos al margen de la sociedad (Mt 11,5, Lc 4,18-21, 6,20). Por oponentes, Jesús fue caracterizado como “amigo de publicanos y pecadores” (Mt 11,19, Lc 7,34). Posiblemente las personas discriminadas y menos privilegiadas mostraban más receptividad al mensaje del MJ que representantes del status quo religioso y político.

Los discursos jesuánicos están marcados por críticas a personas ricas y a la riqueza (Mc 10,23, Lc 6,24-26, 8,14, 12,13-21, 16,19-31). El dinero es un poder extraño y opuesto al dominio de Dios (Mt 6,24). Mientras la economía dominante estaba basada en la codicia y la acumulación (Lc 12,13-21), el MJ predica el perdón de las deudas (Mt 18,23ss) y el desapego al dinero (Mt 6,19-21). Las personas pobres y hambrientas son llamadas bienaventuradas y reciben la promesa de que el hambre será sustituida por la satisfacción en el Reino de Dios (Lc 6,20s). Además de asegurar que Dios acoge a las personas necesitadas, la promesa es también un llamamiento ético que motiva el compartir.

8.4 Poder

Las posiciones políticas del MJ generalmente se muestran de forma velada o indirecta. Esto tenía un motivo: crítica política, protestas o acciones revolucionarias eran duramente combatidas. La presencia de un poder político extranjero contrariaba la concepción de la tierra de Israel como propiedad divina (Lv 25,23). Así, aunque no fuera directamente tematizada, la expectativa de liberación del yugo romano estaba implícita en la proclamación de la soberanía de Dios. Bajo esta perspectiva, la respuesta de Jesús en la cuestión del pago de los impuestos (Mc 12,13-17) tiene consecuencias políticas. La declaración “da a César lo que es de César” puede significar devolver todos los denarios, el símbolo de la dominación. “Dar a Dios lo que es de Dios”, por otro lado, puede significar devolver la tierra de Israel, lo que equivale a un rechazo del dominio romano. En el juicio de Jesús, la cuestión del impuesto se asocia con la acusación de agitación política (Lc 23,2ss).

A diferencia de grupos que estaban dispuestos a luchar en guerra santa para liberar a Israel, el MJ manifiesta una convicción de renuncia a la violencia. Pero es posible que internamente haya opiniones y expectativas divergentes. Por lo menos en lo que se refiere al papel del mesías parece haber habido disonancia entre la perspectiva de Pedro y la comprensión de Jesús: el discípulo no esperaba por un mesías que pudiera sufrir (Mt 16,21ss).

La llegada de la soberanía de Dios transfigura los valores de las relaciones de poder. Mientras los “superiores” abusan del poder y de él hacen uso para beneficio personal, en el reino de Dios el poder sólo existe como servicio a las personas (Mc 10,42-45). El principio del servicio requiere un movimiento de dentro hacia fuera. El que acepta los principios de la soberanía divina, asume una nueva forma de vida: “entre vosotros no sea así” (Mc 10,43). La acción de las personas que se sujetan al dominio de Dios tiene carácter ejemplar y apunta a un cambio de la situación. Sin embargo, la acción humana no puede apresurar la venida del reino. La soberanía de Dios se establecerá por definitivo en el tiempo que Él mismo determine (Lc 17,20s).

9 El juicio de Jesús

En el proceso contra Jesús hay la participación de diversos actores: autoridades judías, administración romana, personas del pueblo. Desde el punto de vista técnico, el proceso y la pena eran adecuados a las normas del Imperio Romano. La crucifixión era una pena impuesta a personas consideradas subversivas y condenadas por crimen político. La acusación “Rey de los Judíos”, colocada sobre la cruz (Mc 15,26), indica que Jesús representaba una amenaza para la administración romana. Una parte del pueblo y de las autoridades judías se empeñó en su condena. Jesús entró en conflicto con las autoridades judías en cuanto a la interpretación de la ley mosaica y la crítica al templo (Mc 14,55ss). Pero las autoridades también deben haber considerado el factor político, ya que eran responsables de preservar el orden y la estabilidad. La parte de la población que pidió la crucifixión tal vez estaba compuesta por habitantes de Jerusalén que no le gustaron las palabras sobre el templo (Mc 13,1s). Muchas personas dependían económicamente del templo y podrían ver en ello una amenaza a su supervivencia. En todo caso, no se puede poner la responsabilidad sobre el pueblo judío. Pilato, el procurador romano, tenía la última palabra. Él se decidió por la crucifixión por entender que Jesús subvertía la estabilidad política.

Emilio Voigt. Cordinador del Nucleo de Producción de Asesoria de la IECLB – Porto Alegre. Texto original en portugués.

10 Referencias

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