Comunidades eclesiales de base (CEBs) y opción por los pobres

Índice

1 Un poco de historia de las CEBs en Brasil

1.1 Génesis de las CEBs

2 La gran novedad de la Iglesia en América Latina y el Caribe: la entrada (inserción) de los cristianos y cristianas en la lucha política de la liberación de los pobres y excluidos

2.1 Entrada en las pastorales sociales, en los movimientos populares, sindicales, partidos políticos, movimiento ecológico

2.2 Vínculo Fe y Vida

2.2.1 Un nuevo modo de vivir la fe

2.2.2 Un nuevo modo de transmitir la fe

2.2.3 Un nuevo modo de celebrar la fe

3 Desafíos para las CEBs en el inicio del Siglo XXI

4 Concluyendo

5 Referencias bibliográficas

Las Comunidades Eclesiales de Base nacen en Brasil y en el resto de América Latina y el Caribe al final de la década de 1950 e inicio de la década de 1960, por el impulso del Espíritu, y se presentan como un proceso significativo para la Iglesia Católica, para sus otras Iglesias Cristianas [Verbete: ecumenismo na vivência das CEBs: Cláudio de Oliveira Ribeiro ou Marcelo Barros] y también para toda la sociedad. Esta conciencia de una nueva experiencia eclesial propia de América Latina y el Caribe se expresa en el tema del 1º Encuentro Inter-eclesial de CEBs: Una Iglesia que nace del pueblo por el Espíritu Santo de Dios (Vitória-ES – 6-8 enero 1975). Este proceso puede ser considerado histórico y vino para quedarse. Teológicamente, fue cuñado como eclesiogénesis [Verbete Eclesiogênese: Leonardo Boff ou Francisco Aquino Júnior]: una nueva experiencia eclesial, un renacer de la propia Iglesia y, por sí mismo, una acción del Espíritu en el horizonte de las señales de los tiempos preconizado por el Vaticano II. Tratándose de un proceso de larga duración, se vuelve necesario retomar la historia de este camino.

1 Un poco de historia de las CEBs en Brasil

Las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) surgen en la coyuntura de la sociedad contemporánea que produce una atomización de la existencia, un anonimato general de las personas y una fragmentación en prácticamente todos los niveles de la convivencia humana, debido a los desafíos procedentes de una sociedad globalizada y urbanizada donde la vivencia comunitaria parecía no tener más espacio para existir. Como reacción a este fenómeno, hay una tendencia a volver a las relaciones primarias entre las personas y buscar relaciones de reciprocidad. Las CEBS representan esta reacción en el interior de la/s Iglesia/s.

1.1 Génesis de las CEBs

a) Gestación

Hubo un largo período de preparación del terreno para el aparecimiento de las CEBS. Entre otros elementos destacamos la experiencia de la catequesis popular (movimiento catequético), la contribución a la Acción Católica Brasilera que asume el modelo belga, francés y canadiense de la Acción Católica especializada (JAC – Juventud Agraria Católica; JEC – Juventud Estudiantil Católica; JIC – Juventud Independiente Católica; JOC – Juventud Operaria Católica; JUC – Juventud Universitaria Católica), el Movimiento de Educación de Base (MEB), el movimiento por un Mundo Mejor (MMM), los diferentes Planos de Pastoral de la CNBB (Plan de Emergencia – 1962, Plan de Pastoral de Conjunto – 1966), contando aun con el Movimiento Bíblico que busca nuevas formas de interpretación de la Palabra de Dios, y el Movimiento Litúrgico en Europa y también en Brasil. Este proceso posibilitó que el terreno fuera amainado para el surgimiento de las Comunidades de Base.

b) Nacimiento

Podemos localizar el nacimiento de las CEBs en el final de la década de 1950 e inicio de la década de 1960. Ellas surgieron en varios lugares de Brasil y en muchos países de América Latina y el Caribe, en el campo y en la ciudad.

c) Bautismo

El Bautismo de las CEBs se dio con Medellín (1968). Inicialmente eran llamadas Comunidades Cristianas de Base:

 Así, la comunidad cristiana de base es el primer y fundamental núcleo eclesial que debe, en su propio nivel, responsabilizarse por la riqueza y expansión de la fe, como también por el culto que es su expresión. Es ella, por lo tanto, la célula inicial de estructuración eclesial y foco de evangelización y actualmente factor primordial de promoción humana y desarrollo (Medellín, 15.11).

 d) Confirmación

La confirmación se dio en Puebla (1979), pero antes las CEBS ya habían encontrado su legitimidad en la palabra del magisterio universal en Evangelii Nuntiandi, n.58: “(…) Son solidarias con la vida de la misma Iglesia y alimentadas por su doctrina y se conservan unidas a sus pastores”. El Documento de Puebla así se expresa: “Las comunidades eclesiales de base que en 1968 eran apenas una experiencia incipiente maduraron y se multiplicaron sobre todo en algunos países. En comunión con sus obispos y como lo pedía Medellín, se convirtieron en centros de evangelización y en motores de liberación y de desarrollo” (Puebla, n.97; cf. también n.641-642).

e) Madurez

La madurez de las CEBS puede ser comprendida en tres momentos:

El primero se da con el Documento de la CNBB (1982): “Fenómeno estrictamente eclesial, las CEBs en nuestro país nacieron en el seno de la Iglesia-institución y se convirtieron en ‘un nuevo modo de ser Iglesia’. Se puede afirmar que es alrededor de ellas que se desarrolla, y se desarrollará cada vez más en el futuro, la acción pastoral y evangelizadora de la Iglesia” (CNBB, Doc.25, n.3).

El segundo momento sucede con el VI Encuentro Inter-eclesial de las CEBs, en Trinidade-GO (1986), donde se acuñó la expresión “CEBs: Un nuevo modo de ser de toda la Iglesia”. Con tal expresión, se quería mostrar que el espíritu de las CEBs debería fermentar toda la institución eclesial a partir de la opción por los pobres. Las CEBs se constituyen en un elemento-clave para la vida eclesial en Brasil y apuntan hacia un nuevo modelo eclesial. Nos encontramos aquí con el papel protagónico de las CEBs en función de un nuevo paradigma de organización eclesial.

El tercer momento puede ser comprendido a partir de la feliz expresión de D. Pedro Casaldáliga – “CEBs: El modo normal de ser de toda la Iglesia”. Esta expresión quiere enunciar que las cuestiones fundamentales defendidas por la CEBs debe ser asimilada por toda la Iglesia-institución, pues forman parte de la defensa de la vida. Por detrás de esta vivencia está presente la institución del Vaticano II, sobre todo Gaudium et Spes (GS, n.1 e 11). En esta misma dirección, las CEBs son consideradas la primer instancia de la Iglesia, son su expresión originante (At 2,42-47; 4,32-35). Dirigiéndose a los participantes del XIII Encuentro Inter-eclesial, el Papa Francisco afirma que:

Como recordaba el Documento de Aparecida, las CEBs son un instrumento que permite al pueblo “llegar a un mayor conocimiento de la Palabra de Dios, al compromiso social en nombre del Evangelio, al surgimiento de nuevos servicios laicos y a la educación de la fe de los adultos” (n.178). Y recientemente, dirigiéndome a toda la Iglesia, escribía que las Comunidades de Base “traen un nuevo ardor evangelizador y una capacidad de diálogo con el mundo que renuevan la Iglesia (Exort. Ap. Evangelii Gaudium, n.29).

 2 La gran novedad de la Iglesia en América Latina y el Caribe: la entrada (inserción) de los cristianos y cristianas en la lucha política de liberación de los pobres y excluidos

 Para comprender este nuevo modo de ser Iglesia, es preciso recordar que asumir la opción por los pobres y excluidos, es una de las marcas de la Iglesia en América Latina y el Caribe (cf. Aparecida, n.391). La opción por los pobres está también en la base de la Teología de la Liberación. Ella aparece de modo latente durante el Vaticano II, especialmente en el Pacto de las Catacumbas (Verbete Pacto das Catacumbas – José Oscar Beozzo) y, también de modo especial, a partir de Medellín (1968), Puebla (1979) y, más recientemente, en Aparecida (2007), generando una intensa discusión con muchas tensiones, incomprensiones e intentos de amortiguar sus implicaciones prácticas. Esta opción por los pobres, expresada en la década de 1960, tiene sus raíces en la Biblia. En el camino de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), esta comprensión está explicitada en el canto: “Javé, el Dios de los pobres, del pueblo sufridor, aquí nos reunimos para cantar su alabanza. Para darnos esperanza y contar con su mano, en la construcción del Reino, Reino nuevo, pueblo hermano”. En el libro del Éxodo, Dios se muestra como liberador, actuando en la historia: “Yo vi, yo vi la miseria de mi pueblo que está en Egipto. Oí su grito ocasionado por sus opresores; pues yo conozco sus angustias. Por eso descendí con el fin de liberarlo de la mano de los egipcios, y para hacerlo subir de esta tierra para una tierra buena y vasta, tierra que mana leche y miel” (Êx 3,7-8b). Esta tradición del dios liberador se expresa en la profesión de fe del pueblo liberado: “Yo soy Iahweh tu Dios que te hizo salir de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud” (Êx 20,2). Gustavo Gutiérrez afirma que la opción por los pobres es teocéntrica, es decir, sale del corazón amoroso de Dios: “Es una opción teocéntrica y profética que echa raíces en la gratitud del amor de Dios y es exigida por ella” (GUTIÉRREZ, 2000, p.25).

La opción por lo pobres ha estado en el escenario de la Iglesia de América Latina y el Caribe durante las últimas décadas. En la Conferencia de Aparecida ella vuelve con mayor intensidad, nueva profundización y nuevas exigencias frente al nuevo contexto socio-histórico. Benedicto XVI afirma que la opción por los pobres está implícita en la fe cristiana y es parte integrante del discipulado en el seguimiento de Jesucristo: “Nuestra fe proclama que “Jesucristo es el rostro humano de Dios y el rostro divino del ser humano”” (Aparecida, n.392). Por eso, “la opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica, en aquel Dios que se hizo pobre por nosotros, enriqueciéndonos con su pobreza. Esta opción nace de nuestra fe en Jesucristo, el Dios hecho humano, que se hizo nuestro hermano (cf. Hb 2,11-12)” (Aparecida, n.392). Benedicto XVI afirma que el Dios revelado en Jesús de Nazaret es “el Dios de rostro humano, es el Dios-con nosotros, el Dios de amor hasta la cruz” (Benedicto XVI, Sesión Inaugural de los Trabajos de la V Conferencia en Aparecida, 2007). Resulta interesante observar que esta afirmación del Papa se aproxima al canto de las CEBs: “Tú eres el Dios de los pequeños, el Dios humano y sufrido, el Dios de manos callosas, el Dios de rostro curtido. Por eso te hablo, como te habla mi pueblo, porque eres el Dios campesino, el Dios trabajador” (Misa Campesina Nicaraguense). Se aproxima también a la afirmación de Puebla n.31-39, retomada por la Conferencia de Aparecida, n.392-393 y asumida también por el papa Francisco: “Para la Iglesia, la opción por los pobres es más una categoría teológica que cultural, sociológica, política o filosófica (…) La Iglesia hizo una opción por los pobres, entendida como una ‘forma especial de primado en la práctica de la caridad cristiana, testimoniada por toda la Tradición de la Iglesia’” (EG, n.198). Al asumir el dinamismo misionero de la Iglesia, el papa Francisco afirma que “hoy y siempre los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio, y la evangelización dirigida gratuitamente a ellos es señal del Reino que Jesús vino a hacer. Hay que afirmar sin rodeos que existe un vínculo indisoluble entre nuestra fe y los pobres. ¡No los dejemos solos jamás!” (EG, n.48).

Siguiendo la reflexión de Gustavo Gutiérrez quien afirma que es teocéntrica la opción por los pobres, podemos pensarla como opción trinitaria. La opción por los pobres es una opción del Dios Padre (cf. Êx 3,7-10; 20,2; Mt 11,25-26), del Hijo, Jesús de Nazaret (Lc 4,16-21) y del Espíritu Santo que envía a Jesús entre los pobres (Lc 4,18-19). Es interesante notar que en la secuencia de la misa de Pentecostés, el Espíritu Santo es proclamado como padre de los Pobres (Pater Pauperum). Esta opción es también mariológica y es asumida por María, la Madre de Jesús (Lc 1,46-56). Esta opción es bíblica y evangélica y fue bellamente descripta por Dona Luzia de Itumbiara-Go, al decir: “La Biblia es el libro de los pobres, escrito para los pobres, hablando para los pobres: ¡basta de pobreza!

La opción por lo pobres continua siendo la piedra de toque de la Iglesia: “La opción por los pobres es una de las características que marca el rostro de la Iglesia latinoamericana y caribeña” (Aparecida, n.391). Es a partir de ella que se definen los modelos de la Iglesia. Ciertamente, ésta es la razón de los numerosos conflictos en el interior de la propia institución eclesial, pues ella exige un nuevo paradigma de organización eclesial diferente a los modelos existentes anteriormente, así como también apunta hacia un nuevo modelo de sociedad. En este sentido, los pobres se transforman en los nuevos sujetos eclesiales y también en los nuevos sujetos sociales. En la medida en que creemos en los pobres como sujetos y protagonistas de su propia liberación, comprendemos también la importancia del diálogo ecuménico que abre posibilidades del testimonio común y del diálogo inter-religioso [Verbete Diálogo inter-religioso = Faustino Teixeira] en la construcción de la nueva humanidad. Frente a la realidad de pobreza que vive la gran mayoría de los jóvenes latinoamericanos y caribeños, se entiende también el valor de la opción por los pobres asumida por los propios jóvenes (cf. Aparecida, n.446,e). Frente a la dura realidad de la miseria, la pobreza generada por la injusticia social, también se asume la opción por los pobres en la defensa de la ecología, pues quien más sufre con la devastación de “nuestra hermana madre tierra” son los pobres, especialmente las mujeres, los campesinos y los indígenas. A la luz de la opción por los pobres, también podemos verificar todo el ansia por cambios que estamos percibiendo en América Latina y el Caribe. Los pobres permanecían invisibles, pero hoy se están haciendo presentes en varios países latinoamericanos y caribeños e indican la necesidad de cambios estructurales, como también la posibilidad de otro mundo posible, para que haya vida y vida abundante para todos los seres humanos y también vida para toda la naturaleza.

 2.1 Entrada en las pastorales sociales, en los movimientos populares, sindicales, partidos políticos, movimiento ecológico

 Las pastorales sociales, fruto del compromiso de los cristianos y cristianas en la concretización de la opción por los pobres, colabora en la comprensión del compromiso político, en la importancia de una Iglesia comprometida con las luchas populares y comienzan el proceso de ciudadanía en las comunidades. Este proceso se da por el vínculo de las pastorales sociales con los movimientos sociales populares. A partir de la pastoral de la salud se abre la posibilidad de participación de los consejos de la salud local, municipal, estadual. Asumiendo la pastoral de la tierra (CPT), los cristianos y cristianas tienen la posibilidad de participar del Movimiento de los Sin Tierra (MST). Participando de la Pastoral Operaria (PO), hay un apertura para la participación en los sindicatos. Estando en la pastoral carcelaria, se abre la posibilidad de participar en el Movimiento Nacional de los Derechos Humanos, Amnistía Internacional, de relacionarse con el Ministerio Público. A partir de la pastoral de la Mujer Marginalizada (PMM) se entra en el movimiento de la mujer, se tiene apertura para la Marcha Mundial de las Mujeres. Al participar de la Pastoral de los Niños, se vislumbra la participación en los consejos del niño y del adolescente, como también en el consejo tutelar. De la pastoral de la fe y la política, se abre el horizonte para la participación en los partidos políticos. De esta misma forma, podemos ver la participación de los cristianos y cristianas de las CEBs en la Semana Social brasilera, en el Grito de los Excluidos, en las romerías de la Tierra y de las Aguas, en las romerías de los trabajadores/as.

En nombre de la fe, los cristianos salidos de las CEBs asumen y apoyan las luchas de los movimiento populares, de los pueblos indígenas, de los negros, de las mujeres. Participan de los movimiento ecológicos. A la luz de la Enseñanza Social de la Iglesia, participan del movimiento sindical, de los partidos políticos vinculados a los intereses de la clase trabajadora y, en algunos casos específicos, frente a la violencia institucionalizada (Medellín, n.16) y al pecado social (Puebla, n.28) existe la recurrencia a la lucha armada en algunos países de América Latina y el Caribe.

 2.2 Vínculo entre Fe y Vida

 Las CEBs utilizan el método Ver, Juzgar y Actuar que viene de la acción Católica y que fue aprobada por Juan XXIII en la Encíclica Mater et Magistra (MM, n.235-236). Este método está presente en las Conferencias del Episcopado Latinoamericano y Caribeño desde Medellín (1968) hasta Aparecida (2007) y siempre presente en los Documentos de las Conferencias Nacionales de los Obispos de Brasil (CNBB). Es a partir de este vínculo que hubo una nueva experiencia de vivencia de la fe que generó un nuevo modelo eclesial y una nueva forma de hacer teología. Gustavo Gutiérrez relata de forma magistral esta articulación entre la inserción de los cristianos y cristianas en la lucha de la liberación de los pobres y excluidos y esta nueva forma de vivir, transmitir y celebrar la fe.

 La inserción en las luchas populares por la liberación ha sido – y es – el inicio de una nueva manera de vivir, transmitir y celebrar la fe para muchos cristianos de América Latina. Provengan de las propias camadas populares o de otros sectores sociales, en ambos casos se observa – aun con rupturas y por caminos diferentes – una conciente y clara identificación con los intereses y combates de los oprimidos del continente. Éste es el mayor acontecimiento de la comunidad cristiana de América Latina en los últimos años. Este hecho ha sido y continua siendo la matriz del esfuerzo del esclarecimiento teológico de la liberación (GUTIÉRREZ, 1981, p.245).

 El vínculo entre fe y vida, incluyendo la relación de la fe con la economía, la política, la cultura, la ecología, apunta a que el horizonte de liberación se amplíe enormemente, exigiendo una liberación económica, política, cultural, pedagógica, erótico-sexual, ecológica (DUSSEL, 2011) y revela también el vínculo entre evangelización y liberación presente en el Vaticano II. “Trabajen cristianos y cristianas y colaboren con todos los otros para estructurar con justicia la vida económica y social” (Ad Gentes, n.12; cf. Ad Gentes, n.21) y confirmada por Evangelii Nuntiandi de Pablo VI: “La evangelización no sería completa si ella no tomase en consideración la interpelación recíproca que hacen constantemente el Evangelio y la vida real” (cf. EN, n.29). La Evangelii Nuntiandi indica que el compromiso con la liberación en todas las dimensiones de la vida humana (economíaa, política, social, cultural-religiosa) no es ajena a la evangelización (cf. Evangelii Nuntiandi, n.30). Aun confirma que entre la evangelización y la liberación hay lazos de orden antropológica (el ser humano al ser evangelizado no es un ser abstracto, sino condicionado por el conjunto de los problemas sociales y económicos), lazos de orden teológica (no se puede separar el plano de la creación del plano de la Salvación del Ser humano), y también lazos de orden eminentemente evangélica (¿cómo proclamar el mandamiento nuevo sin promover la justicia, la paz?) (cf. Evangelii Nuntiandi, n.31). Las CEBs, por la conexión de la fe con la vida, se esfuerzan para que la liberación pueda abarcar todas las dimensiones de la vida del ser humano, buscando realizar el deseo expreso por Jesús que todos y todas puedan tener vida y vida en abundancia y también buscan seguir a San Pablo, preocupándose hoy con toda la creación (cf. Rm, 8,22-25). La participación en las luchas acarrea muchas persecuciones entre los pobres y entre aquellos y aquellas que, por libre opción, aun siendo de otras clases sociales, asumen el lado de los pobres y excluidos. Por eso, en toda América Latina y el Caribe encontramos mártires que, como Jesús de Nazaret, enfrentan la persecución y llegan hasta el extremo del derramamiento de la sangre. Son trabajadores y trabajadoras del campo y de la ciudad, indígenas, negros y negras, abogados y abogadas, religiosas y religiosos, padres, obispos. Muchos de éstos/as mártires salieron de las CEBs y expresan la dimensión profética de la/s Iglesia/as. La entrada de los cristianos y cristianas en la lucha de la liberación de los pobres y excluidos posibilita una nueva forma de vivir la fe, un nuevo modo de transmitir la fe y una nueva manera de celebrar la fe.

 2.2.1 Un nuevo modo de vivir la fe

A la luz del Concilio Vaticano II, los cristianos y cristianas de las CEBs movidos por el Espíritu del Resucitado, se preocupan con los problemas de la vida en sociedad y también con los problemas relacionados con la naturaleza, descubriendo que “las alegrías y las esperanzas, las tristezas y angustias de los hombres y mujeres de hoy, sobre todo, de los pobres y de todos los que sufren, son también las alegrías y las esperanzas, las tristezas y angustias de los Discípulos de Cristo. No se encuentra nada verdaderamente humano que no les resuene en el corazón” (GS, n.1). Con esta espiritualidad, la vivencia de la fe exige dar respuesta a las necesidades en todas las dimensiones de la vida humana.

 2.2.2 Un nuevo modo de transmitir la fe

Con la fe vinculada a todas las necesidades humanas, la Palabra de Dios (Biblia) comienza a ser leída con una mayor complejidad, buscando dar respuestas a las cuestiones de la vida y a partir de la lectura realizada por los pobres (relación de clase), por las mujeres (relación de género), por las diferentes culturas (relación étnica), a partir de los niños, adolescentes, jóvenes, ancianos (relación de generación) y también iluminados por la teología de la creación, también se hace una lectura de la Biblia a partir de la defensa de la vida de la naturaleza (relación ecológica). Es en el seno de todas estas lecturas que también surge un nuevo modo de teologizar (Teología de la Liberación), así como una nueva catequesis con una dimensión martirial.

2.2.3 Un nuevo modo de celebrar la fe

El vínculo entre fe y vida hace que la liturgia sea vivida y se exprese a partir de las diferentes culturas y celebre las luchas en defensa de la vida, asumiendo las expresiones culturales del pueblo. Como afirma el papa Francisco, “naturaleza y cultura se encuentran íntimamente vinculadas. La gracia supone la cultura, y el don de Dios se encarna en la cultura de quien lo recibe” (EG, n.115).

 3 Desafíos para las CEBs en el inicio del siglo XXI

 A lo largo de este proceso histórico, el camino de las CEBs ha sido marcado por enfrentamientos y conflictos tanto en el interior de la Iglesia como en el seno de la sociedad. En el interior de la Iglesia se nota el enfrentamiento entre modelos de la Iglesia. La base de este conflicto está en la interpretación dada a los documentos del Concilio Vaticano II. Las CEBs tienen un papel protagónico en la perspectiva de un nuevo modelo eclesial que asume la eclesiología del Pueblo de Dios presente en el Concilio. En esta búsqueda de un nuevo modelo eclesial, surgen conflictos y persecuciones. En el seno de la sociedad, las CEBs se articulan, en prácticamente todos los países de América Latina y el Caribe, con las fuerzas populares que apuntan hacia un nuevo modelo de sociedad en la búsqueda de otro mundo posible y urgente, como ha proclamado el forum Social Mundial. [Verbete Fórum Social Mundial = Francisco Witacker]. Esta búsqueda por otro modo de organización de la vida en sociedad entra en conflicto con el neoliberalismo aun muy presente en los países latinoamericano y caribeños, acarreando conflictos y persecuciones que pueden llevar al martirio. De este modo, las CEBs son convocadas a fortalecer su camino en este nuevo momento eclesial en el que el Papa Francisco, en su Mensaje a las CEBs en oportunidad del 13º. Inter-eclesial, afirma que “las CEBs son un instrumento que permite al pueblo ‘llegar a un conocimiento mayor de la Palabra de Dios, al compromiso social en nombre del evangelio, al surgimiento mayor de la Palabra de Dios, al compromiso social en nombre del Evangelio, al surgimiento de los nuevos servicios laicos y a la educación de la fe de los adultos’ (Aparecida, n.178). Y recientemente, dirigiéndome a toda la Iglesia, escribía que las Comunidades de Base ‘traen un nuevo ardor evangelizador y una capacidad de diálogo con el mundo que renuevan la Iglesia’ (Exort. Ap. Evangelii Gaudium, n.29)”. Las CEBs buscan mantener los puntos esenciales para la construcción de un nuevo modelo eclesial y de un nuevo modelo de sociedad que tengan las marcas del reino de Dios anunciado por Jesús de Nazaret.

a) Mantenimiento de la opción por los pobres

Frente a la vulnerabilidad presente en nuestra sociedad y frente al neoliberalismo, la opción por los pobres es fundamental para la resistencia de los pueblos y defensa de la vida.

b) Teología de la Liberación

La Teología de la Liberación es también fruto de la opción por los pobres y necesita de nuevas profundizaciones frente a las nuevas exigencias del momento histórico actual, buscando dar respuestas para las cuestiones relacionadas con las culturas, la bioética, la sexualidad, la ecología.

c) Ministerios y la presencia de la mujer en la Iglesia y en las CEBs

 Hay una presencia mayoritaria de mujeres en los servicios y coordinaciones de las CEBs. Sin embargo, hay una contradicción entre la proclamación de la igualdad y la realidad de la desigualdad en las relaciones entre hombres y mujeres en el seno de las Iglesias cristianas pero, especialmente, en el seno de la Iglesia católica donde la mujer, por ser mujer, no puede asumir determinadas tareas y puestos de decisión, contrariando el principio de sacerdocio común a los fieles.

d) El diálogo inter-religioso y la lucha por la defensa de la vida y la naturaleza

Este desafío es el de todas las Iglesias y de todas las religiones, pues no habrá paz en el mundo si no existe la paz entre las religiones (Hans Küng, 2004).

 4 Concluyendo…

 Las CEBs son una invención del Espíritu Santo: “Una Iglesia que nace del pueblo por el espíritu de Dios” (I Intereclesial – Vitória, 1975). Ellas traducen una nueva experiencia eclesial a partir de los países latinoamericanos y caribeños, fundada en la sangre de muchos mártires que siguieron a Jesús en el compromiso con la justicia y con la vida para todos y todas.

Las CEBs han contribuido en varios países de América Latina y el Caribe con la transformación de la sociedad, gestando liderazgos en los más diferentes espacios de participación política. Son semilleros de agentes de transformación

Las CEBs con un papel protagónico, han colaborado en el cambio de rostro de las Iglesias locales e influenciado a las Conferencias Episcopales Latinoamericana y Caribeñas en la perspectiva de la construcción de una Iglesia Pueblo de Dios de acuerdo con los documentos del Vaticano II.

Las CEBs, siguiendo a Jesús de Nazaret, se empeñan en la construcción de otro mundo posible y urgente que anticipe el Reino de Dios en la historia.

Benedito Ferraro. PUC-Campinas. Original portugués.

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